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Mati: Hoy llueve, llueve muy duro. Fuimos a rezar el Rosario en tu árbol como todas las noches desde que te fuiste. Hoy tocó trabajar... Fuimos a tu misa, y en la noche, al Rosario. Te extrañamos. Aquí todos lloramos, Mati. Tu mamá y tu papá tienen el corazón roto en mil pedazos y todos nosotros detrás de ellos, con un dolor que no pasa y que no queremos que pase. ¿Nos ayudas a llegar rápido al cielo? Ayúdanos a que este tiempo pase rápido, que podamos dar los pasos necesarios para volverte a abrazar y volverte a ver arrugar tu naricita y hacer como un Weasel, como decía tu papá. Ayúdanos a esperar con la esperanza de volverte a ver; ayúdanos a que nuestra esperanza se convierta en nuestro corazón en una certeza. Porque en la vida eterna yo creo. María Paula G.