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Mostrando entradas de octubre, 2020

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Mati:  Hoy llueve, llueve muy duro. Fuimos a rezar el Rosario en tu árbol como todas las noches desde que te fuiste.  Hoy tocó trabajar... Fuimos a  tu misa, y en la noche, al Rosario.  Te extrañamos. Aquí todos lloramos, Mati. Tu mamá y tu papá tienen el corazón roto en mil pedazos y todos nosotros detrás de ellos, con un dolor que no pasa y que no queremos que pase. ¿Nos ayudas a llegar rápido al cielo? Ayúdanos a que este tiempo pase rápido, que podamos dar los pasos necesarios para volverte a abrazar y volverte a ver arrugar tu naricita y hacer como un Weasel, como decía tu papá.  Ayúdanos a esperar con la esperanza de volverte a ver; ayúdanos a que nuestra esperanza se convierta en nuestro corazón en una certeza.  Porque en la vida eterna yo creo. María Paula G.

Las Raíces del Mal

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“Haz insensible el corazón de este pueblo; embota sus oídos y cierra sus ojos, no sea que vea con sus ojos, oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se convierta y sea sanado”. Is 6, 10 El mal es una raíz que llega sin que nos demos cuenta. Adquiere tantas formas en nuestro interior que se hace difícil detectarlo hasta que es tarde. Hasta que se ha acomodado. Crece despacio hasta controlar pensamientos, sentimientos, nuestra visión de la realidad. Se apoya en el mal que encuentra en cada uno y lo hace crecer; se propaga, se justifica, se camufla. Nadie lo ve porque todos viven lo mismo pero todos lo esconden. Es la ley del silencio, ciegos que caminan entre ciegos. Y todos ríen.

La Buena Nueva

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“El Espíritu del Señor está sobre mí por cuanto me ha ungido. A anunciar la Buena Nueva a los pobres me ha enviado, a sanar los corazones rotos, a proclamar a los cautivos la liberación, y a los reclusos la libertad. A proclamar año de gracia del Señor”.  Is 61, 1 Este es el evangelio, la Buena Nueva: no importa de dónde vengas ni lo que hayas vivido, no importa lo que hayas hecho, este es El Día de Gracia, es el Día de La Nueva Libertad, es el día de dejar atrás esclavitudes, perversiones, engaños y mentiras, máscaras, miedo y rencor. No me importa lo que hayas hecho ni lo que hayas vivido. Tráelo todo, no ocultes nada y yo lo haré desaparecer. Te haré un Hombre Nuevo. Ah, abrir la puerta al Espíritu de Dios y dejar que este soplo penetre nuestras entrañas y nos lleve a despertar en paz, vernos a nosotros mismos, no negar lo que somos y avanzar así hacia la la luz que lo reconstruye todo; la luz del perdón y la redención con la certera esperanza de poder empezar aquí y ahora la vi...