LOS LAICOS, ¿CIUDADANOS DE TERCERA?
En estos días al padre Santiago Martin en YouTube mencionaba algo que ya no se escucha pero se vive: es una estratificación de la Iglesia en tres clases: primera, segunda y tercera. En primera viaja el clero, es decir, los obispos sacerdotes y diáconos, en segunda los religiosos (monjas y monjes de las diversas órdenes) y en tercera viajan los laicos con apenas obligaciones (cumplir el precepto) y muy pocos derechos distintos a asistir a la Eucaristía y participar en los demás sacramentos. Muchos dirán que esto es, de por sí, algo inmenso y… creo que tienen razón. Pero, de alguna manera se están despojando a sí mismos, o se están dejando despojar de valores, dones, regalos inmensos que El Espíritu Santo da a los discípulos de Jesus. La evangelización, el estudio y la enseñanza del evangelio, los carismas de profecía, de consejo, la posibilidad de guiar. a los hermanos, de formar comunidades que se entreguen a Jesús. Créanme, en esta vida no hay mayor gozo que este que la mayor parte de los laicos se pierden… o les es negado.
Los párrocos insisten en que los laicos están llamados a evangelizar, es cierto. Pero hay un problema: no les dicen cómo. No organizan no estructuran y no enseñan. Y cuando lo hacen, prohiben pensar y organizan pequeños grupos de seguidores… no de Jesus, sino de ellos mismos.
Por eso debo insistir: la visión de los laicos como ciudadanos de tercera en la Iglesia no es de antes del Concilio Vaticano II. Es de hoy, es de ahora, es la que tienen la inmensa mayoría del clero. Si no me creen, ensáyenlo. Vayan a su parroquia y díganle a su párroco que sienten que Jesús los llama, como a Pedro, a ser pescadores de hombres.
A ver qué les ofrece.
Y nos cuentan.
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