La Gran Compañera



Ah, sí, de la hipocresía,
cobarde y maligna serpiente que habita el mundo y roe los corazones,
La compañera, la amante, la infame seductora de todos.
La hipocresía.

Aquí empieza y aquí te convierte en despojo
Fríamente, finalmente
Devoras tu propia sangre
Consumes a tus propios hijos
Camino falso, tenebrosa trampa cotidiana
Ah, ya solo me quedan de ti
Olvidados los recuerdos, vacíos cascarones desgastados
y los disfruto,
disfruto tu muerte que es la mía.

Caminas tan despacio ya, ni te agachas ni te sientas
Recoges los frutos rojos, podridos de una vida inútil
Inútil llanto miserable, salado de amores mentirosos,
De promesas incumplidas que desnudan impúdicas su vientre y su sexo,
Su atroz vitalidad que les va devorando el alma
Poco a poco,
Tan poco a poco que ni siquiera lo sienten
Que ni siquiera se dan cuenta
Mientras desfilan sus recuerdos de sangrientas venganzas
El despojo y el fracaso que solo logran, poco a poco,
Abrirles los ojos a su propia miseria.

Herza Barzatt.

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